El abuso de menores puede ser físico (castigos corporales), emocional, verbal o sexual. Todo ello atenta contra el derecho que tienen los menores al cuidado, asistencia y amor por parte de los padres.
Un menor que está sujeto a estos abusos y maltratos, presenta las siguientes manifestaciones:
Presenta heridas, fracturas y moretones ocasionales por los castigos de los padres. Su apariencia refleja abandono y falta de cuidado, incluso desnutrición. Vive temeroso, aislado y deprimido. Manifiesta una conducta agresiva para llamar la atención. Relata cuentos y grafica escenas de abuso. Tiene preturbaciones en su sueño; pesadillas y terror nocturno.
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